Desafíos contemporáneos para las organizaciones educativas

“Crisis” es una palabra que siempre está de moda. Su etimología griega —krísis— significa cambio, escisión, momento de decisión. En japonés, el concepto se representa con dos ideogramas: el primero significa “peligro” y el segundo, “oportunidad”. Así, toda crisis implica una tensión, y las organizaciones educativas, como instituciones vivas, la enfrentan de manera constante.

La intención de esta lección, tercera de nuestro curso, es asomarnos al panorama de desafíos y oportunidades que viven las instituciones y programas educativos en el mundo contemporáneo. Primero, nos asomaremos a un panorama general de conceptos, teorías y problemas clave, algo así como una "big picture" de la sociedad que nos ha tocado vivir. El segundo, mencionaremos uno de los problemas y riquezas clave de la escuela actual en España: la multiculturalidad derivada de la migración. Y en tercer lugar, abordaremos el tema de los temas en este momento: la revolución tecnológica y su impacto en la educación. 

Big picture: un mundo líquido y en crisis

Decía Zygmund Bauman, que nos ha tocado vivir en una "modernidad líquida", en la que nada es seguro, en la que todo está como en un estado líquido: el trabajo, la familia, el entorno cambiante. El ser se mueve en esas arenas movedizas, se ahoga en ese oleaje, ante la angustia de una existencia sin instituciones sólidas. Esta inestabilidad, señala, afecta a todas las instituciones, incluida la escuela.

Desde una mirada más crítica, el filósofo Slavoj Žižek analiza cómo el capitalismo actual ya no explota solo el trabajo, sino también el deseo y la moral. Su tesis: vivimos una alienación en la apariencia de libertad, donde incluso nuestros gestos éticos están integrados en la lógica de consumo. Nos dejamos seducir por esa corriente de autocomplacencia en la que, cómodamente, nos mostramos preocupados o indignados por el medioambiente y la desigualdad social, mientras nuestro estilo de vida, lo que realmente hacemos (no lo que decimos) nutre, con nuestro consumo de bienes y servicios, el mecanismo de aquello a lo que supuestamente nos oponemos: la degradación del entorno natural, la explotación de otros.  ¿En qué medida las instituciones educativas son cómplices de ese sistema? De entrada, invisibilizan esa alienación. Y, para continuar, en los colegios y los institutos se ha sustituido la obediencia impuesta por una participación voluntaria que también es controlada. En educación, esto se observa en fenómenos como:

  • El discurso de la “autonomía del centro” que, en muchos casos, enmascara una fuerte presión hacia la rendición de cuentas externa.

  • La “innovación educativa” impuesta como imperativo, donde no innovar, de acuerdo a los ritmos que marca el mercado de la tecnología, se interpreta como un fracaso.

  • El “empoderamiento del alumnado” que no transforma realmente las estructuras, sino que introduce nuevos formatos de obediencia participativa.

Sintoniza con esta crítica la obra del filósofo coreano-alemán Byung-Chul Han y su "sociedad del cansancio", que nos revela cómo hemos pasado de una sociedad regida por la disciplina a una sociedad del desempeño, penetrados por una ideología que nos fuerza a ser más y más productivos, a aprovechar las posibilidades de cada instante, extenuándonos en gimnasios, auto-explotándonos con el ilusorio fin de mejorar o incluso gozar cada aspecto de nuestra existencia. La escuela, por tanto, ya no es solo lugar de obediencia, sino también de hiperproductividad, ansiedad y agotamiento.

De acuerdo con Warren Bennis y Burt Nanus vivimos en un mundo "VUCA" (volatility, uncertainty, complexity y ambiguity), es decir, un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo. Antes tenía más sentido aquello de "si no lo veo, no lo creo". Ahora, aunque lo veas, aunque veas una imagen o un reportaje de lo que sucede en tu sociedad o en cualquier otra parte del mundo, la conciencia de que puede ser falso o sesgado, genera una sensación de vulnerabilidad e incertidumbre de la que no resulta sencillo escapar. No parece casual, por ejemplo, que 

En la escuela... el desafío de la multiculturalidad

A finales del s. XX, en España menos del 1% de los alumnos de escuela básica, eran de origen extranjero. A día de hoy, cerca del 20% de alumnado escolar tiene una lengua materna diferente al castellano. No solo es una cuestión de cantidad sino de diversidad cultural y étnica, con niños de Marruecos, Europa del Este (Rumanía, Bulgaria, Ucrania), Asia (China, especialmente), América Latina (Ecuador y Colombia, y recientemente, también Venezuela). 

¿Qué desafíos supone para la escuela en España? 
  • El ritmo y eficacia del aprendizaje del currículum, pues las aulas están compuestas por un alumnado con niveles de dominio idiomático diferentes.
  • La tensión entre integración vs discriminación, con comunidades culturales diferenciadas que, en muchas ocasiones, se ignoran o rechazan entre sí. 
  • La adaptación curricular, al tener en el mismo aula alumnos con bagages (background) culturales diversos, que interpretan desde intereses, significados y formas de aprender diferentes el mismo contenido. 
¿Qué oportunidades?
  • La riqueza idiomática y cultural, pudiendo contribuir al desarrollo de las instituciones educativas como centros cosmopolitas, multiplicando las posibilidades para desarrollar pensamiento crítico, creatividad o empatía. 
  • La misión de que la multiculturalidad agregue valor a la importancia de la escuela, entendida como una institución que cohesiona a la sociedad, como un espacio en el que educar la convivencia de los diferentes. 
  • La dinamización de las pedagogías, el currículum, la adaptación y multiplicación de materiales, en definitiva, la innovación de las instituciones educativas. 

García Castaño et al. (2019) – Diversidad e inclusión en la escuela 

Ejemplos inspiradores en España:

  • La Red de Escuelas sin Racismo, un conjunto de escuelas que se comprometen a compartir sus mejores prácticas en el desarrollo de ambientes escolares no discriminatorios. 
  • CEIP Andalucía (Sevilla): desarrolla el proyecto “Puertas abiertas”, con participación activa de las familias migrantes en la vida escolar.

El desafío de la revolución tecnológica en la educación

La tecnología no es solo una herramienta más del proceso educativo. Desde siempre, desde que en la prehistoria los Homo Sapiens utilizaron las paredes de las cuevas como pizarras y dibujaban con óxido de hierro o sangre de animal los diferentes símbolos y figuras, la tecnología ya formó parte natural de la didáctica.  Pero en las últimas décadas, su evolución ha sido exponencial, modificando no solo los recursos, sino la organización de los tiempos, espacios y roles escolares.

Ya hace unos años, en un estudio internacional que llevó a cabo la Fundación Telefónica, titulado "Aprender con tecnología" (2012), definieron 3 modelos educativos hacia los cuales estaba evolucionando el aprendizaje:
  • Escenario 1: Enseñanza estimulante. Consiste en mantener la lógica de transmisión del conocimiento del maestro al alumno, pero incorporando recursos digitales para enseñar (infografías, portales, presentaciones, videos) y actividades en las que los alumnos utilizan sus dispositivos digitales para aprender. +
  • Escenario 2. Aprendizaje colaborativo. Se enfoca en actividades o proyectos de aprendizaje en los cuales los alumnos, agrupados en equipos o redes de colaboración, presencial y en línea, deben utilizar la tecnología para desarrollar su propio aprendizaje, para elaborar la solución al reto o proyecto que les ha planteado el profesor en la clase. 
  • Escenario 3. Aprendizaje personalizado. Consiste en situar al aprendiz en el centro de todo, capaz de explorar y, finalmente, decidir (con el apoyo de un tutor/a o profesor/a, o incluso por su propia cuenta) en qué entorno o recursos digital, de qué curso en línea o profesor presencial puede aprender de manera que desarrolle su propia ruta o proceso de aprendizaje, de acuerdo a sus intereses y habilidades. 


Este estudio nos sitúa en el tablero de juego. Las instituciones educativas como centros potencialmente más enriquecidos y eficaces de enseñanza (escenario 1); como centros o espacios para el desarrollo de aprendizajes colaborativos (escenario 2); o como parte de un ecosistema más amplio, donde es el individuo el que decide qué aprender, cómo, con quién o qué recurso, en qué entorno presencial o en línea, fijo o móvil. 

Pero más allá esos diferentes escenarios, transformados por la tecnología digital, la revolución tecnológica parece llevarnos más allá. Nos lleva hacia un destino incierto en la relación ser humano-tecnología, donde ambos miembros de la relación parecen evolucionar hacia niveles muy diversos de integración o convergencia. 

Desde la perspectiva del Conectivismo (ver entrada anterior), internet no solo es una herramienta o entorno para que el sujeto aprenda. Es, ella misma, la red, un sujeto que aprende, en la cual el conocimiento está distribuido. La escala del aprendizaje, por tanto, no está limitada a la frontera del individuo, tal y como nos había mostrado la tradición cartesiana y la psicología moderna, de Freud a Piaget o Vygotsky. La inteligencia es, en esencia, algo colectivo, trans-individual, y cada sujeto, cada nodo de la red, también los nodos tecnológicos (como un canal de Youtube o un programa de Inteligencia Artificial) son parte de un tejido de interacciones que evolucionan (y aprenden) en el tiempo. La inteligencia, el conocimiento, el aprendizaje, son cualidades o materialidades distribuidas en una red interconectada humano-tecnología. 

Por un lado, el humano está incorporando tecnología no solo en su forma de vivir o comunicarse sino también, cada vez más, en su propio cuerpo. Un extremo ya real, una metáfora y encarnación de esa interdependencia entre ser humano y tecnología, son los artistas cyborg como Neil Harbisson, que "escucha" los colores a través de una antena incrustrada en su cerebro; o Manel de Aguas, que percibe datos complejos del clima, como la presión atmosférica, a través de unas aletas instaladas a ambos lados del cráneo; o Moon Rivas, que a través de un sensor sísmico subcutáneo en sus pies puede percibir los movimientos de la tierra. Sin llegar a ese extremo (tal vez es una cuestión de tiempo), sí estamos vinculando nuestros cuerpos a la tecnología, ya sea con la conexión constante a internet con dispositivos móviles o con los "wearables": relojes, gafas, auriculares, todo tipo de dispositivos (próximamente... ¿chips subcutáneos?). Seremos ciborgs. 


Y en la dirección inversa, las máquinas, los robots, las aplicaciones, con un desarrollo de inteligencia artificial cada vez más sofisticado, están incorporando capacidades y conductas que parecían hasta hace poco tiempo solo propias de los humanos. No estamos lejos (cuestión de años?) de lo que los expertos en tecnología llaman la "singularidad" o "superinteligencia", es decir, la capacidad de la IA para  programar, crear, entrenar y educar a otras máquinas. Las máquinas, serán cada vez más "humanas" o, cuanto menos, más inteligentes e interaccionales. 

Estamos, tal vez, en el umbral de la era ciborg, un umbral que algunos comparan al momento de la historia del Homo Sapiens cuando domesticamos el fuego o cuando desarrollamos el lenguaje verbal.  ¿Cómo afectará esta transformación radical a nuestras instituciones educativas? 

¿Qué puede hacer la organización escolar ante estos desafíos?

Estos tres desafíos contemporáneos —la crisis global, la multiculturalidad y la revolución tecnológica— no son amenazas externas. Son llamadas a reinventar las organizaciones educativas desde dentro. Requieren liderazgos pedagógicos transformadores, estructuras flexibles, redes de colaboración y una ética del cuidado emocional y psicológico. 

Mirar de frente este retos es el primer paso para pensar escuelas más inclusivas, más conectadas, más humanas.

Comentarios

  1. En mi opinión, aunque sí que es cierto que la tecnología cada vez está más presente en las instituciones educativas, creo y espero que actúe solo como herramienta o medio por el que los alumnos descubren cómo aprender (aprendizaje personalizado) y no como principal eje de aprendizaje.
    En cuanto a la implantacion de la tecnología en los humanos, no tengo duda de que el sistema educativo se verá afectado, imaginate dsrle clases a cyborg o que tú prife ses uno de ellos...sería cuanto menos, raro.

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